miércoles, 11 de noviembre de 2015

Tirar del hilo. O cómo iniciar una historia

La primera sesión del taller la dedicamos a conocernos más de cerca y a jugar con las palabras.
Nos servimos de una serie de dinámicas parar perderle el miedo al folio en blanco y para abrir una historia con fuerza y hasta nos atrevimos a escribir una "Oda a la cebolla".
También exploramos en el terreno de los recuerdos e hicimos inventario de alguno de ellos.

Como tarea para casa propusimos un texto autobiográfico. Unas líneas a través de las cuáles el lector sepa quiénes somos y pueda reconocernos. Un retrato con palabras.

Estos son algunos de los trabajos:



"M. G. cuya cara inocente, su mirada limpia y directa y su gesto tímido tratando a duras penas de disimular la risa ante la cámara del fotógrafo de su pueblo, posando para la foto de la escuela, ya dejaba en parte entrever lo que sería más tarde; se muestra ante ustedes como una mujer madura de cara más bien cuadrada y tez muy blanca antaño salpicada por multitud de pecas y que hoy, apenas interrumpida por algunas manchas propias del tiempo y el sol; está recorrida por arrugas verticales, horizontales e incluso transversas que se ha encargado de labrar la vida y quizá también la genética.
De pómulos no muy prominentes exhibe, no sin cierto orgullo por ser emblema de la "ralea" de su padre, un marcado surco en su barbilla.
Sus ojos "protegidos" por lentes multifuncionales, son de tamaño mediano y de color castaño oscuro. Su mirada suele ser franca y directa, intensa a veces... Separadas, ligeramente arqueadas, ni muy finas ni muy gruesas, se sitúan a no demasiada altura sobre sus ojos, las cejas.
La nariz más bien chata. Junto a su aleta derecha puede apreciarse una leve cicatriz producto de una "herida de guerra" infantil.
De boca grande, sus labios son de mediano grosor y las comisuras de éstos se dirigen ligeramente hacia arriba. Los dientes no son de un blanco nuclear y distan de estar perfectamente alineados. De hecho, podría considerarse que los incisivos laterales torcidos y, sin llegar a tocarlos, "montados" sobre los centrales; es un rasgo que da un toque característico a su sonrisa.
La frente diríase que tiene una amplitud media, ni muy abultada ni plana y surcada, eso sí por las arrugas que el tiempo ha tenido a bien dejar marcadas. ¡Y bien puestas que están que su trabajito han costado!
El pelo que antes era de color castaño, hoy para cubrir las mechas blancas que naturalmente le salpican y también porque se siente más identificada con este color, es gracias al tinte, de una tonalidad cobriza. Poco dada a pasar demasiado tiempo ante el espejo recomponiendo la rebeldía de su rizado cabello, prefiere secarlo al aire, de ahí que luzca un poco desordenado."
Todos estos rasgos, muestran un rostro con un cierto equilibrio (baja Modesto que sube ella -jeje), con un cierto aire de seriedad que puede permanecer a veces impertérrito aunque las emociones hayan ido quedando indeleblemente grabadas en él."

Pinta en bastos






De un manotazo rompió el cristal que protegía la foto. ¡Sorpresa! Debajo apareció otra en tonos rojos, negros y blancos. Es una mujer. No es joven pero sugiere mucha vida.
El cabello rojo sobre negro, lacio, deja asomarse a unos pendientes que cuelgan y se columpian con cada movimiento de la cabeza. Se mira en uno de los trozos que han caído sobre la mesa y este le devuelve un arco iris, un poco anémico. Las cejas arqueadas hacen guardia a cada lado de un lunar abultado, como un tercer ojo. Estos oscuros y hundidos, su dueña le ha puesto un marco en verde y negro haciendo armonía con el rojo pasión de los labios, que protegidos por una nariz ancha se sienten amparados. Algunas pecas, herencia de la abuela pelirroja, igual que el lunar, duermen tranquilas en la piel de la cara.
Prendido de la camisa negra cuelga un escarabajo que intenta levantar el vuelo. No lo hará porque un artista lo convirtió en metal.
Intento rascar sobre el barniz de la foto, pero he decidido dejarlo para otro trabajo.

Mariana Galán




Debo decirte que has cambiado a mejor estos últimos años. Has refinado tu estilo y consigues dominar esas abundante cabellera indomable que tantos disgustos te ha dado en el pasado. Has conseguido muchas de las metas que te propusiste y tienes en la mente otras tantas que llevar a cabo, a pesar de que alguna se quedara en el tintero. No renunciarás a decir las cosas tal y como las piensas, a vivir al lado del mar, a dejar de escribir y a sacar una sonrisa a los que tienes a tu alrededor. Sigues pagando la deuda de los abrazos que en su día no diste, y cada vez te cuesta menos. Sabes que te queda un largo camino por recorrer y tu yo del futuro te estará esperando para verlo con los brazos abiertos.

Rosalía González

2 comentarios:

  1. Mercedes, "los dientes no son de un blanco nuclear..." Me sacaste una sonrisa.
    Rosalía, "sigues pagando la deuda de los abrazos, que en su día no diste..." Cuando desees me dejo abrazar.
    He disfrutado un ratito con vuestras letras. Gracias

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    1. Yo también he disfrutado con tus letras Mariana. Ciertamente no tengo una sonrisa "Colgate". Jajaja
      Rosalía, el futuro está ahí tanto mejor si vas hacia él disfrutando del presente.

      Saludos

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