miércoles, 18 de noviembre de 2015

Ligero de equipaje

La sesión del día 13 de noviembre la dedicamos a los viajes. Y para ello tomamos como título unos versos de Antonio Machado: "Ligero de equipaje"
La tarea de escribir se asemeja a la de preparar un viaje: hay que elegir un destino, organizar el equipaje, elegir el vehículo, buscar un asiento privilegiado para no perdernos ni un detalle y compartir finalmente la experiencia de dicho viaje.
En ocasiones es preciso hacer transbordos, esperar, llenar el tiempo, ser pacientes.
Ligero de equipaje es un viaje de ida y vuelta por el territorio de la escritura.
Humor, espontaneidad, ingenio e imaginación conforman la maleta ideal para este viaje.
En el taller se trabaja la escritura automática, la improvisación, el haiku, el microrrelato y la descripción (en forma de postal).




Monumento de Maletas. Aeropuerto Merino Benitez (Chile).


Estas son las tareas que propusimos

1. Selecciona distintas frases del crucigrama que te haya tocado y escribe un texto similar a "El arte pop" de Esteban Peicovich, en su libro "Poemas plagiados"

Hombre que huye de la sociedad
campo dispuesto para la lid
expongo al fuego un manjar crudo
de la naturaleza del hueso
Especie de cuervo
mamífero carnicero plantígrado
que produce azúcar
muy inhumana y despiadada
Árbol de sombra y buena madera
piedra de sacrificios
reo a quien se aplica la pena de muerte
con ira, coléricamente
Marinero que gobierna el timón
camina de un lado a otro
comprometido en amores
de una raza pura

(Algunas indicaciones de Palabras Cruzadas)


Repetido y coloquial. Madre

Ónix, ágata listada
símbolo de la unidad astrónomica
relativa a las artes
pasta para sellar.
Sufijo que indica agente
símbolo del plomo
por lo coloquial, en voz baja...
símbolo del titanio.
Apócope de tanto
metro o verso
abreviatura de mártir
poema lírico.


Pinta en bastos (PEB)


Nombre de varón (Poema de amor "cruzado")

Persona de mucha dignidad
se dice del viento que sopla entre poniente y tramontana
símbolo del plomo
onomatopeya del bufido del gato.
Metal raro; símbolo, Sm
búfalo de la isla Célebes
delgado y débil
que fácilmente se aviene a admitir lo que se le da.
Hermano de Abel
relativo a la horticultura
planta crucífera
en América, hembra del loro.
Dicho de un perro: acostumbrado a la caza
juego del escondite
metal añadido a una liga...
país de los moabitas.


Pinta en bastos (PEB)


Poema lírico

Nombre de varón
Hermano de Abel
Jugador fullero
Persona de mucha dignidad
Conjunto de movimientos corporales
que se realizan para mejorar la forma física
Delgado y débil
Lujurioso, campeón
Sensato,prudente
Repetido y coloquial.


Antonio Castaño


2. Trata de meter en el equipaje de tu texto las siguientes palabras:
almohada, prismáticos, pijama, móvil, libro, bikini, cartas, sombrilla, nevera, bata, dentífrico, píldoras, hemoal, gafas, cámara, corbata, gato, toalla, biblia, cuaderno


Hacer las maletas

Siempre odié hacer las maletas. Mi mejor maleta son los sueños previos del viaje, soñar en una nube, así que esta tarde no tuve dudas en coger mi almohada donde planifiqué mi viaje y mis sueños.
Lo demás apenas me interesa, pero como la lista es larga y soy de equipaje ligero, llevaré un libro con el siempre asocio el viaje y mi cámara, mi fiel compañera que me guardará y contrastará mis sueños, que también anotaré en el cuaderno de viaje.
Lo demás apenas me interesa, llevo mi almohada cargada de ilusión y sueños que espero hacer realidad. Así no perderé mi equipaje, todo quedará en el cuaderno y mi memoria.

Antonio Castaño



3. Encarámate con la imaginación a un medio de transporte (el que quieras) y trata de recoger en un haiku alguna escena maravillosa que se te ofrece desde la ventanilla

Ventana del tren
mirando a lo lejos
sueño contigo.

En bici al río
recuerdo a mi padre
sonrío triste.

La carretera
y el sol entre las nubes
todo ilumina.

Desde un trineo
los perros y la nieve
corren al compás.

Desde un globo
brilla un ave que cruza
es libre, pienso.

Mis pies deprisa
a lo lejos un violín
mi alma canta.

En submarino
todo es oscuridad
siento angustia.


Pinta en bastos (PEB)


Por el camino
cruzan los peregrinos
con paso fino.

Noche brillante
cielo de nubes blancas
luna creciente.

Viajar en globo
permite volar, volar
soñar, soñar.

Andar caminos
y recorrer senderos
es mi destino.

Viajar en bici
autobús, tren, avión
¡qué emoción!

Antonio Castaño


4. Escribe un breve texto imitando el "Poemo" de Jesús Lizano. Piensa primero las palabras que vas a emplear.

Me asomé a la balcona
y contemplé la ciela
poblada por los estrellos.
Sentí fría en mi caro
me froté los monos
y me puse la abriga
y pensé: qué ideo,
qué ideo tan negro.
Diosa mía, exclamé:
qué oscuro es el nocho
y qué solo mi almo
perdido entre las vientas
y entre las fuegas,
entre los rejos.
El vido nos traiciona,
mi cabezo se pierde,
qué triste el aventuro
de vivir. Y estuvo a punto
de tirarme a la vacía...
Qué poemo.
Y con lágrimas en las ojas
me metí en el camo.
A ver, pensé, si las sueñas
o los fantasmos
me centran la pensamienta
y olvido que la munda
no es como la vemos
y que todo es un farso
y que el vido es el muerto,
un tragedio.
Tras toda, nado.
Vivir. Morir:
qué mierdo. 


Poemo de un mañano de verana

Antes de llegar el dío
suena mi despertadora
como esa galla cantora
cuyo cresto pinzaría.

Abro el boco, una ojuela...
me doy medio vuelto en la lecha
antes de asumir la hecha
de que he de pisar la suela.

Dejando atrás ya la onírica
del nocho yo me levanto
y compruebo con espanto
que está oscura y hace fría.

Mas ya me asomo al ventano
y oigo una pájara que trina
regalándome la oída
mientras saluda al mañano.


Pinta en bastos (PEB)



Transbordo

Al atardecer la ciela adquirió una colora rojiza, lentamente la negra fue devorando la colora, haciéndose visibles en ese momento unas puntitas diminutas: los estrellos.
Era un nocho con mucha vienta, sobre el colino divisamos con las ojas dos puntitas rojas que con gran rapidez se extendían por el horizonte, varias fuegas comenzaban a calcinar las sueñas de muchas habitantas del comarco, arruinándoles su vido.

Antonio Castaño


5. Escribe una postal. Pero cuenta en ella lo mal que te lo estás pasando y lo horrible que es el lugar que visitas.

Postal

Querido amigo desde esta ciudad inhóspita te mando esta postal para decirte que el avión salió con bastante retraso, por lo que llegamos tan tarde que el metro estaba cerrado y los 4 taxis se los rifaron. Tuvimos que sestear en el aeropuerto presos a las maletas, bajo un olor impenetrable a ambientador barato y la mirada atroz de la policía. ¡Sospechosos nosotros!
El hotel, ni te cuento, perdido en las afueras, en una urbanización a medias, apenas 4 parejas nos hacemos compañía.
Espero que hoy comience otro viaje, porque hasta ahora envidia, envidia, cómo ves te puedo dar poca.
Un abrazo

Antonio Cataño

Ser urbano

La sesión del viernes, 30 de octubre, la dedicamos a la ciudad, de ahí el título "Ser urbano".
Las ciudades están llenas de personajes de leyenda, de personas que dejaron huella y se resisten al olvido convertidos en busto, escultura o medallón, personas significativas o pintorescas, anunciantes clasificados, protagonistas de sucesos, miles de ciudadanos anónimos. Detrás de cada uno de ellos hay una historia real y muchas otras ficticias. Algunas ya han sido escritas, otras aún están por escribir. Son estos ciudadanos, los anónimos, a los que vamos a referirnos y en los que vamos a poner la vista y las palabras.
Ser urbano es un taller que reflexiona sobre el ser humano y urbano, y todo lo que conlleva vivir en la ciudad.



Propusimos varias tareas de escritura.

1. Escribe sobre la imagen de una pared una consigna política, una declaración de amor, un pensamiento o un desahogo. La propuesta está tomada del libro "Manual de recreo" de Bruno Gibert (Editorial Thule). El autor deja claro que "Queda permitido por ley escribir sobre estas paredes". Mostramos aquí lo que escribió Antonio Castaño:



En esta pared blanca quisiera escribir todos mis sueños y hacerlos realidad.
Que todos los amaneceres traigan de la mano la paz.

Antonio Castaño


2. Lee con atención los nombres extraídos de las páginas blancas de Salamanca que conforman la siguiente lista. Detrás de cada uno de ellos hay una historia anónima y numerosos equívocos, anécdotas y situaciones curiosas. Elige uno, o varios y escribe un texto que refleje la vida o un episodio del personaje elegido. Dejamos aquí el texto que escribió Antonio Castaño:

Aquel día como de costumbre Ángel Recio abrió su peluquería con media hora de retraso, allí le esperaba su cliente Guerrero Bravo con sus cuatro pelos erizados por la rabia contenida por tanta tardanza. No se saludaron, se miraron de reojo para iniciar su dosis mensual de acalorada discusión. Después de recias embestidas y bravos arranques, Ángel Recio una vez más cogió su estoque (tijeras), rematando una vez más, la faena con decoro.

Y aquí otro texto, en este caso de PEB, titulado "Diez Amores tiene mal de amores":

Era una bonita mañana de primavera y Segundo Diez Amores un hombre joven de ciudad, que estaba pasando unos días de vacaciones en el pueblo de sus abuelos, había dormido poco y mal pensando en Linda Viuda de Casado; el único amor que había tenido en su vida y que le había dejado plantado recientemente. Haciendo acopio de la poca voluntad que últimamente le acompañaba, decidió tras un breve desayuno, dar un paseo por el campo donde el aire fresco de la mañana y el alegre trino de los pajarillos tal vez lograran sacarle de aquel semicatatónico estado en el que últimamente se hallaba sumido.

A pesar de que su casa estaba situada a las afueras del pueblo y desde allí podría haberse dirigido directamente hacia campestres caminos, decidió ir en dirección al río y cruzar por ello varias calles pensando que a tan temprana hora no encontraría a nadie transitando por ellas. Necesitaba estar completamente solo y en contacto con la naturaleza. Necesitaba pensar y replantearse su vida.

Sin embargo, apenas hubo cerrado la puerta, apareció Modesto Barrio Bobo quien había quedado en encontrarse con Narciso Calle Hermosa que vivía desde niño, en un callejón cuya única salida iba a dar casi puerta con puerta con la suya.

Modesto estaba también tristón por aquel entonces, debido a que Augusto Guerrero Bravo, que siempre había sido un mosca muerta, había logrado conquistar y "robarle" a base de tesón y poesía a Amor Escolar, su novia de toda la vida.

Modesto y Narciso eran amigos casi desde su nacimiento y, curiosamente ambos hacían honor a sus nombres. Modesto, era modesto y algo descuidado en su aspecto a pesar de ser bastante guapo e inteligente en comparación con Narciso, el cual era un “narciso” que solía verse a sí mismo muy bien parecido y gustaba de pararse, mirarse al espejo y echarse a sí mismo algunas flores. Pero es de justicia decir que tenía también sus corazoncito y, al igual que su amigo de siempre para él; él tenía para Modesto reservado un rincón muy especial en aquel. Y poseía otra virtud muy útil para los momentos tristes. Era capaz de hacer reír a un muerto cuando se lo proponía y aún sin proponérselo porque la vida, como él mismo decía, a veces de por sí, tiene su guasa.

Por ello, a pesar de que había trasnochado y era domingo, no dudó en madrugar y, en el mismo sitio y a la misma hora, coincidió Diez Amores con Barrio Bobo y Calle Hermosa.

Narciso que salió por la puerta de su casa como un pimpollo y con una energía que no da ni el colacao, saludó a su alicaído amigo con una jovial palmada en la espalda y a Segundo con un apretón de manos que casi lo coloca el primero en la cola de urgencias del hospital más cercano. Tras sobreponerse a tan efusivo saludo, Diez Amores intentó dejarles solos, pero tanto Modesto como Narciso que no habían planeado ir a ningún lugar concreto, insistieron en acompañarlo hasta el río. De modo que los tres emprendieron ruta. Narciso muy animado, los otros dos, algo cabizbajos.

Atravesando el pueblo, vieron que el párroco, Don Santos Rincón de Dios ya estaba tomando el fresco de la mañana apaciblemente sentado en un machadero próximo a la ermita, junto con la beata Esperanza Parra Santa y el sacristán Plácido Escudero Mañoso. Ambos saludaron y preguntaron si habían visto a Tomás Moro de la Iglesia y a Inocente Borrego de Dios, los monaguillos que tenían que ayudar ese día en misa. El cura aprovechó para indicar a Segundo, Modesto y Narciso que no se alejaran mucho y fueran puntuales que el tema del sermón del día sería el amor. Todos asintieron y se miraron divertidos mientras proseguían su camino.

Un poco más adelante respondieron también al apresurado saludo del cabo Casto Teniente Churro que iba en una vespa junto a Avelino Palomo Lagunero, recientemente incorporado al cuartel del pueblo y, que se encontraba en él como en la gloria, pues tras haber sufrido burlas varias y constantes por sus apellidos desde pequeño, en la capital; allí pasaba desapercibido por esta cuestión. Ambos iban persiguiendo a Honorio Negro Ferrari y a Abelardo Tocino Prieto que corrían como alma que lleva el diablo porque el señor Ángel Recio y Santo Carnicero les había pillado corriendo detrás de sus gallinas, las únicas que quedaban ya en el pueblo, y había avisado a la Benemérita.

A medida que avanzaban, iban tornándose en elegre el humor de Diez Amores y Barrio Bobo. Y Calle Hermosa, a quién no se le escapaba una, aprovechó la ocasión para llamar a la puerta de Amador Leite Pascual e instarle a que les acompañara también. Amador era más amante del orujo que de la leche y antes de salir, les ofreció un traguito que los otros aceptaron por cortesía y porque iba acompañado de unas perrunillas que hacía su madre y que dejaban sin sentido.
Era Amador un juerguista natural y junto con Narciso, ya en el camino del río empezaron a bromear sobre los curiosos apellidos que todos tenían en el pueblo, y al saber que también Diez Amores sufría como Barrio Bobo, mal de amores; empezó a contar algunas anécdotas relacionadas que hubieran dado buena cuerda para una película.

Fue así como Modesto se enteró de que Ronaldo Macarrilla Franco siempre había sido en su etapa escolar, blanco de las burlas de Paco Mier de Cilla, porque jugaba fatal al fútbol y alguna vez llegó a meter gol en su propia portería.
También de que Pepe Lotudo había andado detrás durante mucho tiempo de Ana Tomía pero que ésta, finalmente decidió casarse con Cojoncio Lucas Trado, lo que supuso un duro golpe para Pepe, del cual se recuperó, meses más tarde, al enamorarse perdidamente de Debora Dora de Cabezas, con la que se casó poco tiempo después de que Cupido hiciera blanco con su flecha en los pechos de ambos.
Y, ¡cómo no!, de la sonada historia del hijo de aquella primera familia hispano marroquí que se instaló en el pueblo; Omar Icón, quien tras mantener dos tórridos y comentados romances con Lucila Tanga y Presentación de Piernas respectivamente; terminó diciéndole el "Sí, quiero" ante Don Santos Rincón de Dios y toda la población de la villa y de los alrededores, a la ya dos veces viuda, Blanca Viuda de Inocente...

Entre esas y otras historias, ya de por sí con su "miga", y la guasa con la que las contaban Narciso y Honorio; tanto Segundo como Modesto fueron olvidando las penas que les hicieron salir tristes de su casa hacía rato y llegada la hora de la comida, sin haber reparado en que se habían perdido el recomendado sermón del amor en misa; volvieron al pueblo con la intención de repetir los paseos cada vez que se presentara la oportunidad.

Diez Amores ahora tenía más que diez increíbles historias en memoria.
Tras unos días en el pueblo de su abuela, en contacto con los prados, montañas y flores y con las gentes del lugar; volvía a ver el lado bueno de la vida. Y fue así como volvió con renovadas energías a su aburrido trabajo en la ciudad, prometiéndose que algún día lo cambiaría por alguno que le permitiera estar más en contacto con la Naturaleza, quizás en el pueblo de sus abuelos...

3. Hay listas de la compra que sugieren muchas historias. Trata de escribir la tuya relacionando los productos del ticket de la compra que te adjuntamos:

A la chica que lo atendía le surgió un imprevisto a última hora, por lo que aquel día se vio solo y desamparado. Se las arregló como pudo con su cayado, deambulando por la casa apoyado en las paredes. Una vez que se equilibró, le echó valor a su situación, decidió afeitarse. Cogió las hojillas de afeitar, haciendo un esfuerzo consiguió amarrar su pulso para rasurar su cara sin dejar una huella cortante.
Una vez aseado, decidió cómo organizar la comida. Al abrir la nevera se encuentra con un cuarto de kilo de morcillo. Como hacía bastante tiempo que tenía prohibido el acceso a los cuchillos por sus arrebatos asesinos, encuentra un destral con el que filetea gruesamente el morcillo, salpicando suelo y paredes con la sangre que aún estaba fresca dentro de la carne
Para evitar tentaciones, respiró hondo, se tranquilizó cogió el estropajo no dejando huella de su aventura.

Antonio Castaño


4. Escribe tu propio anuncio por palabras.  Puedes comprar, vender, alquilar, regalar, subastar o contratar lo que quieras.

Vendo bicicleta llena de historias en sus ruedas. Muy apta para viajeros que sueñen.
Se vende burro bien enseñado.
Se traspasa almacén de drogas en avenida con mucho tráfico. Excelente oportunidad de negocio.

Antonio Castaño



5. Escribe tu propio epitafio o, si eres supersticioso, uno ajeno, pero antes toca madera de caja de pino

Siempre le encantó caminar con el viento de cara.

Antonio Castaño


Y aquí otro repertorio de textos escritos por componentes del taller pero que no están sujetos a ninguna tarea marcada:


Ir y venir por la ciudad

Al llegar del pueblo a la ciudad
produce gran ansiedad:
todo se mueve sin parar,
unos vienen y otros van
deambulan, vienen y van,
otros van sin saber dónde irán.

¿Qué decir de los que llegan
y no dejan de parar?

La ciudad se mueve como el mar
olas de peatones se desplazan al compás
de semáforos, y policías al silbar.
Por las aceras van y vienen sin mirar,
unos te adelantan y te dejan atrás,
otros apenas caminan y no dejan pasar,
están los que te ayudan a nadar en la ciudad,
los que no cumplen normas,
los que disfrutan de la ciudad,
los que tienen prisa,
los que se echan unas risas,
y cómo no
aquellos que vienen y no volverán.

Antonio Castaño


Las ventanas

Las contemplo desde el privilegio que da la altura, a la caza de algo que llevarme a los ojos. Como un ojeador.
Ahí están ellas, sugerentes y generosas, regalándome información: Las hay recatadas, veladas a los ojos del observador,  otras se muestran casquivanas, sin pudor; estas me regalan los horarios y hábitos de sus dueños, a qué hora se acuestan, qué comen, que leen...
La mujer del quinto compra ajos por San Pedro, los cuelga, protegidos de la lluvia y el sol; de vez en cuando la veo asomarse con su delantal impoluto, se empina y alarga la mano para robar unos dientes a la cabeza, que ha elegido con cuidado.
Unos minutos después, oigo el sonido machacón de un mortero. Casi puedo percibir el olor del guiso.
Los estudiantes del tercero sacan un colchón a la terraza los días soleados de otoño. Abren unas cervezas y acercan la llama del mechero a un porro, que antes han liado con el mismo esmero de quien hace una obra de arte.
Me gusta contemplarlas cuando llega la noche, y, las casquivanas me cuentan que hacen los habitantes a última hora del día: Algunos vecinos se tumban sobre el sofá, levantando los brazos al cielo. Están pidiendo que el sueño dure hasta el alba.
Otros abren un libro, después de completar el ritual del lector, preparar asiento cerca de una mesa donde apoyar libreta, lápiz, alguna bebida y algún cigarrillo ¿Por qué no?
Y, qué deciros de esas ventanas madrugadoras, abiertas de par en par. Me gusta observar como sus dueños las someten a una limpieza casi quirúrgica, quitan polvo y telarañas para pulverizarlas con algún líquido, que seguro es tóxico, pero las dejan transparentes, después de pasar una mano secadora con la misma rapidez que lo haría un robot; a continuación las abren y cierran para observar que ni una mota de polvo impedirá a la luz su viaje.

Mariana Galán

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Y si después de tantas palabras

La segunda sesión del taller corrió a cargo de Vicente Martín, alumno aventajado del Taller de Escritura de la Casa de las Conchas. El fue el encargado de animar la sesión. El título tiene que ver con un poema de César Vallejo que dice:

¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos! […]



Para abrir boca y ganarse al auditorio recitó el poema "No te detengas" de Walt Whitman.
A continuación Vicente presentó y leyó el libro La gran fábrica de las palabras, un texto poético de Agnès de Lestrade, ilustrado por Valeria Docampo. Una certera reflexión sobre el uso y desuso de las palabras:




Pero además de este libro Vicente se llevó bajo el brazo otro álbum ilustrado titulado Palabras de Jesús Marchamalo e ilustrado por Mo Gutiérrez.

En la ficha que entregó a los participantes del taller figuraban otra serie de textos relacionados con las palabras, uno de ellos de Juan José Millás titulado, cómo no, "Palabras":

Si al abrir la boca, en lugar de palabras, nos salieran libélulas, estudiaríamos entomología para conocernos mejor. Pero las palabras son también formas biológicas perfectamente articuladas que segregan ideas como las serpientes veneno o las abejas miel. El entomólogo de las palabras es el lexicógrafo, al que no es raro ver en las esquinas armado de una red con la que atrapa voces que luego ordena, al modo de una colección de insectos, en el interior de un volumen. La diferencia entre el diccionario y las cajas de escarabajos atravesados por un alfiler es que en un buen diccionario de uso las palabras se mantienen vivas. Las hay con cabeza, tórax y abdomen, o con caparazón, artejos, aguijones y labros. Muchas poseen unas formaciones oscuras que al levantarse con el misterio de las faldas dejan ver esa suerte de lencería fina, los élitros, con los que vuelan alrededor de los labios de las mujeres y los hombres antes de diluirse en el aire como el hielo en agua.
Hay palabras que dicen lo contrario de lo que significan y palabras que aun no significando nada consiguen atravesar la barrera de los dientes y aletear como un pájaro ciego durante unos instantes ante nuestros oídos. Algunas viven siglos y otras desaparecen a las 24 horas de ser alumbradas. Muchas sólo nacen para fecundar el lenguaje, por el que son devoradas una vez cumplida su función reproductora. A ciertas voces, después de haber sido encerradas dentro de una definición, se les escapa el significado, como el jugo de una fruta abierta, y cuando vuelves a usarlas no tienen sentido o han adquirido uno nuevo y sorprendente.
Un diccionario, pues, viene a ser un terrario en el que en lugar de ver salamandras o ranas o tritones vemos la palabra “salamandra”, la palabra “rana”, la palabra “tritón”, incluso la palabra “palabra”, mostrándonos sus hábitos significativos o formales, sus articulaciones, su extracción social, sus intereses. Aguilar acaba de publicar el de Manuel Seco, que constituye hoy por hoy el mejor zoológico de términos vivos conocido. Al recorrerlo, uno se da cuenta de que estamos hechos de palabras, como la Biblia o el Quijote, a cuyo lado debería de haber siempre un diccionario.


Como tarea de escritura propusimos escribir un texto empleando alguna de estas expresiones:

1. Pedir la palabra
2. Dejar a alguien con la palabra en la boca.
3. Ni media palabra.
4. Tomar la palabra.
5. No tener más que palabras.

Estos son algunos de los trabajos enviados:


En medio del aquel grupo, los dos se miraron sin mediar palabra. Sabían que era la última vez que estarían juntos y, ni siquiera podían escaparse para darse el último beso. Tenían tanto que decirse, que no dejaban de mirarse, y, solo ellos, oían aquellas palabras mudas. Mientras todos sonreían y se despedían con deseos de volverse a encontrar pronto y nunca perder el contacto, ellos supieron que jamás volverían a verse y que cada noche guardarían en silencio aquellos besos y tantas palabras…

Rosalía González


Ni media palabra...

“Me gustaría pedir la palabra para aquellos a quienes no dejan articular ni media palabra.
Si alguna vez pudieran hablar, tal vez podrían dejar con la palabra en la boca a los que, teniendo por costumbre tomar la palabra, no tienen más que palabras.”

Ni media palabra
sale de mi boca
cuando mis ojos contemplan
lo que a mi alma toca.

Ni media palabra
si paso y te miro
pues con la mirada
todo nos decimos.

Ni media palabra
allá en la montaña
mientras miro yo
el valle y el agua.

Ni media palabra
si me asomo al río
y refleja tu rostro
muy cerca del mío.

Ni media palabra
frente al ancho mar
absorta en sus olas
y en su inmensidad.

Ni media palabra
si me veo en tus pupilas
y me siento más buena
porque tú me miras.

Ni media palabra
cuando sigo el vuelo
de aquella ave libre
que se eleva al cielo.

Ni media palabra
si tomas mi mano
y alzando los ojos
juntos la miramos.

Ni media palabra
mirando las flores
que inundan los campos
de lindos colores.

Ni media palabra…
pues las mariposas
emprenden su vuelo
y al salir me ahogan.

Ni media palabra
ni triste, ni alegre
cuando oigo la música
que a mi ser trasciende.

Ni media palabra
si escucho tu voz
susurrando en mi oído
palabras de amor.

Ni media palabra
ante ese poema
que con bellas palabras
tan lejos me lleva.

Ni media palabra
asiste a mi razón
cuando tú te acercas
a mi corazón…

Pinta en bastos


Te recuerdo. Cuando esto ocurre fluyen las palabras cómo agua que se escapa entre las grietas de un glaciar.
Siento en mi boca el ahogo que produciría el coágulo gelatinoso y tibio de un vómito sanguinolento, tal es la sensación que me transmite tu recuerdo.
Me impresionó tu humanidad de hombre del Renacimiento. Nos pedíamos la palabra: Tú me hablabas de Hassan i Sabbah, yo te contaba cuánto disfruté leyendo a Balzac en mis años de adolescencia tardía. Cómo me gustaba cuando contabas tu historia de nieto de emigrante republicano irlandés, voluntario en la guerra civil de España, de las idas y venidas de tu familia de un país a otro, de cómo te enrolaste en un carguero y del accidente tan grave que tuviste en el, tanto que tuvieron que operarte para extraer un trozo de metal que se incrustó en el abdomen.
A partir de aquí ni media palabra. Desapareciste.
Te busco en cada una de ellas y aparece nítido tu recuerdo, de nuevo esa sensación de ahogo que me estremece de miedo. Miedo a no tener más que palabras.

Mariana Galán

Tirar del hilo. O cómo iniciar una historia

La primera sesión del taller la dedicamos a conocernos más de cerca y a jugar con las palabras.
Nos servimos de una serie de dinámicas parar perderle el miedo al folio en blanco y para abrir una historia con fuerza y hasta nos atrevimos a escribir una "Oda a la cebolla".
También exploramos en el terreno de los recuerdos e hicimos inventario de alguno de ellos.

Como tarea para casa propusimos un texto autobiográfico. Unas líneas a través de las cuáles el lector sepa quiénes somos y pueda reconocernos. Un retrato con palabras.

Estos son algunos de los trabajos:



"M. G. cuya cara inocente, su mirada limpia y directa y su gesto tímido tratando a duras penas de disimular la risa ante la cámara del fotógrafo de su pueblo, posando para la foto de la escuela, ya dejaba en parte entrever lo que sería más tarde; se muestra ante ustedes como una mujer madura de cara más bien cuadrada y tez muy blanca antaño salpicada por multitud de pecas y que hoy, apenas interrumpida por algunas manchas propias del tiempo y el sol; está recorrida por arrugas verticales, horizontales e incluso transversas que se ha encargado de labrar la vida y quizá también la genética.
De pómulos no muy prominentes exhibe, no sin cierto orgullo por ser emblema de la "ralea" de su padre, un marcado surco en su barbilla.
Sus ojos "protegidos" por lentes multifuncionales, son de tamaño mediano y de color castaño oscuro. Su mirada suele ser franca y directa, intensa a veces... Separadas, ligeramente arqueadas, ni muy finas ni muy gruesas, se sitúan a no demasiada altura sobre sus ojos, las cejas.
La nariz más bien chata. Junto a su aleta derecha puede apreciarse una leve cicatriz producto de una "herida de guerra" infantil.
De boca grande, sus labios son de mediano grosor y las comisuras de éstos se dirigen ligeramente hacia arriba. Los dientes no son de un blanco nuclear y distan de estar perfectamente alineados. De hecho, podría considerarse que los incisivos laterales torcidos y, sin llegar a tocarlos, "montados" sobre los centrales; es un rasgo que da un toque característico a su sonrisa.
La frente diríase que tiene una amplitud media, ni muy abultada ni plana y surcada, eso sí por las arrugas que el tiempo ha tenido a bien dejar marcadas. ¡Y bien puestas que están que su trabajito han costado!
El pelo que antes era de color castaño, hoy para cubrir las mechas blancas que naturalmente le salpican y también porque se siente más identificada con este color, es gracias al tinte, de una tonalidad cobriza. Poco dada a pasar demasiado tiempo ante el espejo recomponiendo la rebeldía de su rizado cabello, prefiere secarlo al aire, de ahí que luzca un poco desordenado."
Todos estos rasgos, muestran un rostro con un cierto equilibrio (baja Modesto que sube ella -jeje), con un cierto aire de seriedad que puede permanecer a veces impertérrito aunque las emociones hayan ido quedando indeleblemente grabadas en él."

Pinta en bastos






De un manotazo rompió el cristal que protegía la foto. ¡Sorpresa! Debajo apareció otra en tonos rojos, negros y blancos. Es una mujer. No es joven pero sugiere mucha vida.
El cabello rojo sobre negro, lacio, deja asomarse a unos pendientes que cuelgan y se columpian con cada movimiento de la cabeza. Se mira en uno de los trozos que han caído sobre la mesa y este le devuelve un arco iris, un poco anémico. Las cejas arqueadas hacen guardia a cada lado de un lunar abultado, como un tercer ojo. Estos oscuros y hundidos, su dueña le ha puesto un marco en verde y negro haciendo armonía con el rojo pasión de los labios, que protegidos por una nariz ancha se sienten amparados. Algunas pecas, herencia de la abuela pelirroja, igual que el lunar, duermen tranquilas en la piel de la cara.
Prendido de la camisa negra cuelga un escarabajo que intenta levantar el vuelo. No lo hará porque un artista lo convirtió en metal.
Intento rascar sobre el barniz de la foto, pero he decidido dejarlo para otro trabajo.

Mariana Galán




Debo decirte que has cambiado a mejor estos últimos años. Has refinado tu estilo y consigues dominar esas abundante cabellera indomable que tantos disgustos te ha dado en el pasado. Has conseguido muchas de las metas que te propusiste y tienes en la mente otras tantas que llevar a cabo, a pesar de que alguna se quedara en el tintero. No renunciarás a decir las cosas tal y como las piensas, a vivir al lado del mar, a dejar de escribir y a sacar una sonrisa a los que tienes a tu alrededor. Sigues pagando la deuda de los abrazos que en su día no diste, y cada vez te cuesta menos. Sabes que te queda un largo camino por recorrer y tu yo del futuro te estará esperando para verlo con los brazos abiertos.

Rosalía González