viernes, 25 de diciembre de 2015

Imagina cuántas palabras

La última sesión del taller de escritura de ZOES la dedicamos a los juegos y los retos con las palabras. Aprendimos a hacer tautogramas y a practicar muchos de los retos que Raymond Queneau y Georges Perec, entre otros, practicaban en sus reuniones del Taller de Literatura Pontencial OULIPO  como bolas de nieve, S+7 o lipogramas. Para terminar el calentamiento jugamos con los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau y a continuación presentamos el libro Imagina cuántas palabras, de Alkibla Ediciones, un proyecto en el que tuve el privilegio de participar junto a otros cuarenta y nueve escritores y el fotógrafo Clemente Bernad.
Carolina y Clemente, padres de la criatura, nos propusieron escribir un texto en el que debíamos incluir las 50 palabras seleccionadas por más de trescientos chicos de Educación Primaria.



Este es mi texto publicado en dicho libro:

Y si después de tantas palabras

                   ¡Y si después de tantas palabras,
                   no sobrevive la palabra!
                   ¡Si después de las alas de los pájaros,
                   no sobrevive el pájaro parado!
                  ¡Más valdría, en verdad,
                  que se lo coman todo y acabemos! […]

                  César Vallejo


La palabra fútbol está fuera de juego en un poema de amor.
La palabra amor late en las demás palabras. Con el tiempo muda la piel 
y pierde brillo como la serpiente.
Jugar es un infinitivo infinito, palabra que da vida.
La palabra esternocleidomastoideo acaba por doler si el beso nunca tiene fin. 
Algunos niños guardan esta palabra en sus cuadernos, clavada con alfileres.
La palabra balón es esférica y alguien la despejó del primer verso.
¿Está seguro de que desea apagar el equipo? Pregunta la palabra ordenador.
¿Cerramos aquí el verso con la palabra vacaciones? Respondo.
La palabra música es esdrújula, lúdica, mágica, cálida.
Amigo, en plural, es palabra que llora y celebra en el mismo hombro.
La palabra baloncesto es de cuatro sílabas y tres puntos.
Hámster es una palabra que me roe los recuerdos por dentro.
Amistad es palabra aguda, y grave en ocasiones.
La palabra cariño es ñoña sin el ño.
Coche, como metáfora, son además de palabras medios de transporte.
Colegio es palabra con clase.
Las flores son palabras que perfuman el tiempo.
Mamá es la primera palabra, la más nutricia, la que sirve para todo.
Papá es palabra paralelepípeda.
La palabra perro nunca se alcanza la o con los dientes.
Azul es palabra de mar y de aire.
Cantar es una palabra antigua hecha música.
Me gusta la palabra playa con bandera roja.
La palabra estuche sirve para guardar otras palabras.
Su busca la palabra felicidad.
Mar es palabra monosílaba pero no cabe en la mirada.
Mi abuela se llamaba Paz, les doy mi palabra.
La televisión es una caja de palabras vacías.
La c es el cimiento de la palabra casa.
Juegos, palabra que convoca contra el aburrimiento.
La palabra sol irradia sus rayos como palabras.
La palabra bachillerato es evaluable.
Iglú es una palabra fría pero acogedora.
La palabra libro está llena de palabras.
Para rimar con la palabra piscina hay que mojarse.
Reparto mis palabras como las porciones de la palabra pizza.
Bailar es una palabra silenciosa, llena de músculos.
La palabra deberes es una mezcla de lo que debes y lo que eres.
Flor es palabra que se abre de día y se cierra de noche.
La palabra mariposa liba de verso en verso.
Naturaleza es una palabra en peligro.
La palabra paisaje se disfruta de lejos.
Alegría es una palabra a la que nadie tiene alergia.
La palabra arcoíris se forma con otras siete palabras.
La palabra corazón es de percusión.
Diversión es palabra que gusta a niños y mayores.
Dormir es palabra necesaria para dar forma a los sueños.
La palabra gafas salta a la vista.
Leer es una palabra para cazar palabras
Reloj es una palabra para cazar el tiempo.
La palabra agua corre por el cauce de este río de palabras.


Pero hubo otro texto más que no se incluyó en el libro y que me garantizó otras tantas horas de juego. En este caso las palabras están repartidas entre el título, la introducción y el soneto que conforman el trabajo:

Postal de vacaciones

Papá, lejos de casa, en medio de la naturaleza y debajo de un maravilloso arcoíris que he disfrutado sin gafas, he abierto mi estuche para escribir, con toda mi alegría, un poema a mamá por su cumpleaños.
No echo de menos el colegio, ni la piscina, ni el baloncesto, ni al hámster, únicamente a mis amigos de bachillerato. Creo que esta noche, después de jugar un rato en el ordenador, cenaremos pizza. Aquí está el poema para mamá:

Hoy que no hay fútbol en televisión
y vine en coche a la felicidad
vuelan las mariposas de tu edad
sobre el mudo reloj de la emoción.

Corto las flores de la diversión
la música, los juegos, la amistad,
y guardo con cariño tu mitad
del alma en el iglú del corazón.

Se oye a un perro en la playa al sol ladrar
y cierro en paz el libro en flor que leo
mientras el agua azul duerme en el mar.

Tu amor es mi paisaje y mi recreo.
Por eso es mi deber, mamá, cantar
a tu esternocleidomastoideo.


La propuesta de escritura consistió en escribir, tal y como hicimos nosotros, un texto donde incluir las cincuenta palabras: fútbol, amor, jugar, balón, ordenador, vacaciones, música, amigos, baloncesto, hámster, amistad, cariño, coche, colegio, flores, mamá, papá, perro, azul, cantar, playa, estuche, felicidad, mar, paz, televisión, casa, juegos, sol, bachillerato, iglú, libro, piscina, pizza, bailar, deberes, flor, mariposa, naturaleza, paisaje, alegría, arcoíris, corazón, diversión, dormir, gafas, leer, reloj, agua y esternocleidomastoideo


Estos son los trabajos de algunos de los participantes en el taller:


El último día de colegio
Era el último día de clase, ya olía a vacaciones, a playa y piscina. El sol en lo alto del cielo azul apretaba de lo lindo, era un mes de junio cálido, los alumnos con cara de alegría y felicidad y su corazón encogido, esperaban en clase la llegada de su tutor.
Era el último día que estaban todos juntos, pues aunque todos se irían al mismo instituto para estudiar ESO y bachillerato y al terminar se irían a tomar una pizza, ya nada sería igual, pues juntos en una clase a todos no le iba a tocar.
Con un libro bajo el brazo, mirando el reloj, pues tenía mucho aún que contar, llegó su viejo maestro, para el que también era su último día de clase, apenas había podido dormir, pues se enfrentaba a un nuevo paisaje: su jubilación.
Saludó a todos con un cariño especial, encendió el ordenador, se puso las gafas de cerca y comenzó a dar su última clase.
Sonó la música, la canción que más le había gustado a todos cuando celebraron el curso pasado el día de la paz, todos se quedaron sorprendidos, pues a su maestro que siempre estaba tan seguro, le costaba leer una pequeña chuleta que sacó de la cartera. No solía leer nada, le encantaba darle pequeños discursos, reflexiones, pero todos se dieron cuenta que era un día especial para él.
Fueron cuatro renglones que hablaban de su amor por la escuela, por los niños, de sus emociones acumuladas después de tantos años dedicado a educar, de lo que se llevaba en su mochila. Terminó explicando su última tarea, sus últimos deberes, propuso que espontáneamente cada uno dijese una anécdota, experiencia, de los años compartidos para introducirla en las mochilas de cada uno.
A todos les pareció genial la idea, los deberes tan poco valorados por todos, se convirtieron en una herramienta motivadora.
Empezaron a oírse cuchicheos, risas, en un ambiente distendido, las frases rebotaban como balones en la memoria de todos:

-Me quedo con la cara de mamá y papá el primer día que me dejaron en clase de infantil, era un poema.
-Nunca olvidaré el partido de fútbol que jugamos con los maestros, a pesar de la derrota.
-¿Os acordáis del día que traje mi hámster en 3º y se salió de la jaula? ¡ Qué gritos! Más de una de vosotras se subió a la mesa.
-Me quedo con el alboroto que se preparó en clase el día que la señorita nos dijo que el esternocleidomastoideo es el músculo que más se ejercita cuando nos damos un beso con mucha pasión.
-Siempre me acompañará la imagen de Yeray cuando fuimos a Cantabria y vio por primera vez el mar, pronto se atrevió a chapotear sobre las olas de agua azul.
-¿Qué me decís de las aulas de la naturaleza en Valdeavellano?. La primera vez que dormíamos fuera de casa. La actividad de observar una mariposa chupando el néctar de las flores con los prismáticos nos impactó a todos.
-Y el día que nos llevó Manolo, el maestro de E.F. en su coche a jugar a Mogarraz y a la vuelta no le arrancaba y tuvimos que empujarlo.
-Para mí lo mejor que me ha pasado es conseguir la amistad de la gran mayoría de vosotros, aquí he conocido a mis mejores amigos.
-¿Y el día que vinieron a cantar y bailar los chicos del instituto?. Fue una pasada, la mayoría de nosotras estábamos loquitas perdidas por ellos.
-Y las horas que nos llevó la asamblea para resolver el problema del balón de baloncesto, que siempre desaparecía y era porque los chicos solo querían fútbol y habíamos decidido que cada semana había que jugar a una cosa.

La clase llegaba al final, el viejo maestro tomó la palabra y también quiso en ese día tan especial hacer su aportación a las mochilas de todos. Se sentó en su mesa como acostumbraba cuando contaba algo importante y comenzó:

-No olvidéis nunca de meter en vuestro estuche unas gafas mágicas para manejar la realidad a vuestro antojo, está bien que aprendáis las partes de la flor, que el perro es mamífero , pero me dolería mucho que os olvidarais de la belleza de la flor, de que el perro tiene sentimientos. De nada sirve memorizar los colores del arco iris, si cuando llueve y hace sol no salís disparados hacia el balcón o que un iglú se pueda construir una tarde de calor sofocante para congelar lo mejor del verano.

Seguir disfrutando con vuestros juegos, que le ganen siempre la partida a la televisión y recordar que la mejor diversión es vivir la vida con ilusión y encima es gratis.

Poco a poco su voz se fue apagando, solo faltaba el cordón para cerrar las mochilas, espontáneamente todos se unieron en un abrazo en torno al maestro, cerrándose así una maravillosa etapa.

Antonio Castaño


Tautogramas

Para pedir pan pondré paquetes pequeños picoteando piedades paseantes.

*

Mi mirada miró maravillosos manantiales manando miel
Mientras masajeaba mis músculos mejoraban mucho mis melodías.

Antonio Castaño


Bola de nieve

Y
el
mar 
Egeo
quedó
oscuro
tintado
olvidado

(Por la tragedia de los refugiados)

Antonio Castaño


Mitín electoral (ejercicio de estilo)
Compañeros acabo de llegar a la estación de Saint-Lazare y me he encontrado con un tipo joven de 26 años, altanero, con sombrero de fieltro con cordón en lugar de cinta y un cuello muy largo como si se lo hubiesen estirado. Y vosotros os preguntaréis a qué cuentos viene esta historia, pues os digo que representa la nueva derecha, una derecha estirada, que no sabe compartir, que se enfada con los vecinos, que no soporta que le empujen en el metro, cuando un viajero se precipita hacia un asiento libre.

Pero para más inri, compañeros, al mismo tipo me lo había encontrado dos horas antes en la plaza de Roma hablando con un compañero que le decía: “ Deberías ponerte un botón más en el abrigo”, y aquí os quiero llevar: ¿cómo es posible que uno cualquiera, en cualquier esquina, pueda decidir dónde poner un botón?. Hace falta un cambio en la política social de este país.

Antonio Castaño


S+7

En un autobús repleto
en hora punta subí
y entre todos los viajeros
ví al más raro de París.

Era un hombre cuellilargo
estirado, veinteañero
con cordón en vez de cinta
en su fieltrado sombrero.

Al poco me sorprendió
como trató a su vecino
al que acusó de empujarle
ya bajaran tres o cinco.

Contrastaba su dureza
con su tono lastimero
y en cuanto vio un sitio libre
se abalanzó como un cuervo.

Cuando ya me había olvidado
del tipo y de su talante
lo encontré en la Plaza Roma
justo dos horas más tarde.

Ante la Estación "San Lázaro"
estaba con un compañero
escuchando atentamente
mientras le daba un consejo:

Quizá deberías añadir
un botón más a tu abrigo
justo ahí, en el escote
para que no te entre frío...

Mercedes González


Bola de nieve

A
mi
sol
bien
amado
atento
festivo
generoso
compañero
remitiendo
tautogramas
deambulantes

Mercedes González


Tautograma

Caminaba cautelosa Carmina
cantando contenta canciones
cogiendo campestres campanitas
colmaba cestas con colores.

Mercedes González


50 palabras

Para cuando fuiste a jugar al fútbol y chutaste el balón en la dirección equivocada, y tus amigos se enfadaron contigo porque erraste el tiro que hubiera llevado al equipo a la victoria...

Para cuando volviste del colegio triste porque olvidaste meter en el estuche tus pinturas favoritas para la clase de Plástica y para cuando papá y mamá se enfadaron porque no querías hacer los deberes...

Para cuando perdiste aquel coche de juguete que tanto te gustaba y para cuando te embargó la tristeza porque aquel hamster al que tenías tanto cariño se cansó de dar vueltas en su jaula...

Para cuando tú, que amabas el baloncesto, descubriste que no medías los suficiente para llegar sin esfuerzo a la canasta...

Para cuando te enfadabas porque no podías conseguir tantos juegos de ordenador como deseabas y discutías porque se te recalcaba que aunque no fuera malo que te ocuparan a ratos, nunca debían sustituir a la diversión de nadar en una piscina y compartir una pizza al calor de la amistad...

O para cuando te insistía para tu disgusto, que ver la televisión nunca te proporcionaría el placer ni te llevaría tan lejos como lo haría leer un buen libro antes de dormir que haría que olvidaras incluso el reloj que te habría de despertar al día siguiente, poco después de quedarte dormido con las gafas puestas...

Para cuando en los tiempos del bachillerato estabas nervioso y ponías a los demás de los nervios con tus idas, venidas y salidas...

Para cuando tras aquellas felices vacaciones de mar y playa descubriste un día que fuiste a bailar a la chica que te gustaba, tensando un esternocleidomastoideo que no era el tuyo...

Para cuando todo pareciera volverse de hielo a tu alrededor, dentro de mi corazón y siempre dispuesto a cobijarte, con amorconstruí hace ya tiempo un iglú para tí.

Y decoré esa aislante casa con el más bello paisaje que la naturaleza pueda ofrecer.
En el azul de su cielo brilla un sol espléndido. Un agua cristalina brota de la fuente más escondida y en su caída reflejan sus gotas la luz, dibujando pequeños y maravillosos arcoiris.
Hay praderas cubiertas de flores y en ese mundo de paz y quietud, si miras con atención, sobre cualquier flor puedes ver unamariposa.
Hay una verde y suave hierba presta a acogerte y un perro siempre fiel que lamerá tus heridas.
La alegría que hallarás en los pajarillos que se acercarán a cantar, harán que imagines que la felicidad es posible. Y tal vez, cuando vuelva a hacerse el silencio, serás capaz de comprender la música.

Pero no lo construí para quedarse.

Es sólo un refugio desde el que, una vez reconfortado, deberás salir para emprender de nuevo el vuelo y encontrar otras moradas en las que alojarte, mientras construyes aquellas que harán que otros puedan alojarse en ti.

Mercedes González

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