"El subjuntivo -señaló Janer- es el único que puede expresar el tiempo de la hipótesis y de la posibilidad, de la no realidad. El subjuntivo suspende mi pensamiento en el espacio virtual y me permite expresar la condición, la posibilidad, la duda, el deseo, el futuro incierto, la hipótesis transgresora que funda la vida".
Hilario Barrero, por su parte, dedica uno de sus poemas al subjuntivo:
Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo,
acechante la tiza de la noche del encerado en luto,
ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hoguera
cuando lo que desean es sentir el mordisco
que tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidos
y olvidarse del viejo profesor que les roba
su tiempo inútilmente.
Mientras copian los signos del lenguaje,
emotion, doubt, volition, fear, joy…,
y usando el subjuntivo de mi lengua de humo
mi deseo es que tengan un amor como el nuestro,
pero sé que no escuchan la frase
que les pongo para ilustrar su duda
ansiosos como están de usar indicativo.
Este será su más feliz verano
el que recordarán mañana
cuando la soledad y la rutina
les hayan destrozado su belleza,
la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados,
ajadas las espinas de sus labios.
Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo,
por salir a la noche, por disfrutar la vida,
por conocer el rostro de la muerte.
Incluimos aquí una breve antología de poemas que se recrean en el uso del subjuntivo:
Te dijera de veras alegría
mira esa nube en forma de cupido
vamos a contar mentiras
flechando tralará
la rosa de los vientos
si no fuera al alcance
de la mano este oscuro
vivir contra corriente
a dos pasos de la espiga desahuciada
el mañana perdido
en la última estación
tanto no que callar
y cierto el muro
buscando la salida de poderte decir
rescatadas palabras:
CIELO, AZUL
ya no sea
cegar una ventana ya cegada.
Aníbal Núñez
Me basta así
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—; entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti. Eres. Me basta).
Ángel González
El fornicio
Te besara en la punta de las pestañas
[y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia, riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras, te
lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!
Gonzalo Rojas
Y también una canción de Joaquín Sabina:
Seleccionar de una lista de 222 palabras las 22 que más nos gusten para elaborar un texto en modo subjuntivo:
Y estos son los trabajos de algunos de los participantes en el taller:
El próximo agosto me gustaría
(Texto hecho con las 22 palabras queme quedaron)
Me gustaría que el próximo agosto, la lluvia del verano descargara besos, al mirar por la ventana cuando empieza a caminar la mañana, regando de amor el estío. Leería un libro, me encantaría volar subido en mi sueño para ir ganando terreno poco a poco al futuro, de la misma manera que el gusano de seda comienza a tejer su capullo, guardando para sí una caja de sorpresas que se abre al llegar la primavera.
Envuelto en mis sueños, pedalearía ilusiones por mares de arena, olería el césped recién cortado, a orilla de la playa. Es entonces, cuando desearía pasar desapercibido al ir a por el pan, cantaría canciones que hablen de estrellas y planetas lejanos los días de calor del mes de agosto.
Comprendo que no sé cantar, por lo me pondría más rojo que un tomate de la vergüenza que pasaría, bajando en ese momento de mi nube de sueños y seguiría esperando la lluvia de besos.
Antonio Castaño
OjaláOjalá la ilusión le gane al aburrimiento,
que la ventana arroje los lamentos,
que el miedo no frene el impulso,
que los telediarios no sean insulsos.
Ojalá la escuela fabrique ilusiones,
y no haga tantas evaluaciones,
que cada tres meses haya estaciones,
que no se impongan las naciones.
Ojalá la política no genere decepciones
y el gobierno acabe con las corrupciones.
OjaláOjalá la ilusión le gane al aburrimiento,
que la ventana arroje los lamentos,
que el miedo no frene el impulso,
que los telediarios no sean insulsos.
Ojalá la escuela fabrique ilusiones,
y no haga tantas evaluaciones,
que cada tres meses haya estaciones,
que no se impongan las naciones.
Ojalá la política no genere decepciones
y el gobierno acabe con las corrupciones.
Antonio Castaño
Era un mes de agosto
La arena del mar quemaba como llama de fuego. En su carrera por la playa, se sentía veloz como un caballo, con su cola batiendo el viento.
¡Ay! Soñaba... Si fuese caballo, sentiría volar galopando sin freno, y en el trance de éxtasis en el que se encontraba cayó en el suelo.
La sangre resbalaba de su rodilla. ¡Fue arrastrada mar adentro!
Inmediatamente se puso en píe, se acordó de las lecciones que le inculcaron sus padres, cuando de niño aprendiendo a pedalear en su bicicleta, también cayó en el suelo, y le dijeron...Hijo ¡ ponte en píe ¡ porque el hombre que cae y se levanta es aún más grande que el que no ha caído.Corre por la vida sin miedo...
En su día de playa, se le agolparon todos los sentimientos y recuerdos, al igual que el transcurrir de este, con sus horas he inclemencias del tiempo.
La mañana, con su luz, limpia y clara.
El mediodía, calor abrasador.
En la tarde, tormenta y puesta de sol
La noche, con sus brillantes y parpadeantes estrellas, que parecían...¡ los ojos bonitos de su madre¡
Agotado de correr y emocionado de tantos recuerdos que le había suscitado el día, se sentó en la arena, le acariciaba una suave brisa ¡ que venia de mar adentro. Donde la sangre de su rodilla de sus padres y ancestros fué llevada, agitando en el tantos sentimientos.
La nostalgia y el vacío que sentía le hizo ir a buscar papel a una tienda de recuerdos . Y frente al mar escribir a sus padre que se encontraban al otro lado del océano. A él quizás le quedaba mucho tiempo, pero por la edad no a ellos . y promesas que cumplir .y concertó una cita con ellos.
Porque cuando llega la noche recogemos del suelo nuestros corazones y nos vamos mar adentro.
M. Carmen Alonso Huerta
OlvidoPerder – llorar – sombra – olvido – playa – domingo – corazón – escribir – ambiguo – cansancio – llama (de fuego) – mañana – desierto – agosto – estrellas – sueño – sol (puesta de) – abismo – arena – nuevo – futuro – mar.
1ª Versión:
Era un mes de agosto
La arena del mar quemaba como llama de fuego. En su carrera por la playa, se sentía veloz como un caballo, con su cola batiendo el viento.
¡Ay! Soñaba... Si fuese caballo, sentiría volar galopando sin freno, y en el trance de éxtasis en el que se encontraba cayó en el suelo.
La sangre resbalaba de su rodilla. ¡Fue arrastrada mar adentro!
Inmediatamente se puso en píe, se acordó de las lecciones que le inculcaron sus padres, cuando de niño aprendiendo a pedalear en su bicicleta, también cayó en el suelo, y le dijeron...Hijo ¡ ponte en píe ¡ porque el hombre que cae y se levanta es aún más grande que el que no ha caído.Corre por la vida sin miedo...
En su día de playa, se le agolparon todos los sentimientos y recuerdos, al igual que el transcurrir de este, con sus horas he inclemencias del tiempo.
La mañana, con su luz, limpia y clara.
El mediodía, calor abrasador.
En la tarde, tormenta y puesta de sol
La noche, con sus brillantes y parpadeantes estrellas, que parecían...¡ los ojos bonitos de su madre¡
Agotado de correr y emocionado de tantos recuerdos que le había suscitado el día, se sentó en la arena, le acariciaba una suave brisa ¡ que venia de mar adentro. Donde la sangre de su rodilla de sus padres y ancestros fué llevada, agitando en el tantos sentimientos.
La nostalgia y el vacío que sentía le hizo ir a buscar papel a una tienda de recuerdos . Y frente al mar escribir a sus padre que se encontraban al otro lado del océano. A él quizás le quedaba mucho tiempo, pero por la edad no a ellos . y promesas que cumplir .y concertó una cita con ellos.
Porque cuando llega la noche recogemos del suelo nuestros corazones y nos vamos mar adentro.
M. Carmen Alonso Huerta
OlvidoPerder – llorar – sombra – olvido – playa – domingo – corazón – escribir – ambiguo – cansancio – llama (de fuego) – mañana – desierto – agosto – estrellas – sueño – sol (puesta de) – abismo – arena – nuevo – futuro – mar.
1ª Versión:
Si fuera posible llorarte menos
ya hubieras pasado a ser olvido.
Si esta llama de fuego se apagara,
con la puesta de sol de este domingo,
volverían las estrellas en agosto
a perder en la sombra del abismo
los nombres que en la arena del desierto
escribimos con un cansancio ambiguo.
Que el mañana me traiga un nuevo sueño,
que siga en el ocaso lo vivido
quedándome en la playa del futuro
y el mar vista mi corazón con nuevo abrigo.
Versión definitiva:
Si un día te llorara mucho menos
si fuera el corazón carne de olvido
si esta llama de fuego se apagara,
con la puesta de sol de este domingo,
huirían las estrellas en agosto
a perder en la sombra del abismo
los nombres que en la arena del desierto
escribimos con un cansancio ambiguo.
Que el mañana me traiga un nuevo sueño,
que siga en el ocaso lo vivido
quedándome en la playa del futuro
y el mar me vista con su nuevo abrigo.
Sonsoles Palacios V
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